viernes, 18 de septiembre de 2009

Es el fin del camino, es Finisterre; esta creencia condensada en el prólogo de cierta canción ya era una de las antiguas ideas de los antiguos, que vislumbraban allí el fin del mundo conocido. Hay otros diversos caminos recorridos a lo largo de los tiempos por millares de personas para poder llegar a una ansiada meta: las flechas de la conocida via estellae planifican al caminante la llegada hasta la misma plaza del Obradoiro. Otros han escogido la llegada a Roma, a Jerusalén...Pero todo esto es tan solo un reflejo, un ansia por el cual a través de estos medios físicos se intenta comprender durante un limitado paréntesis de tiempo algo mucho más profundo , el sendero interior que cada uno va forjando con el ansia de llegar a su peculiar meta final. No hay que esperarla con los brazos cruzados;su belleza , su magia y su dificultad estriba precisamente en ir descubriéndolo progresivamente y en ser consciente de hacia dónde te van guiando tus propios pasos.Consiste en ser consciente de si se pone todo el empeño en aquello que se quiere , en si se está llevando a cabo eso que realmente se desea o si todas las acciones que nos envuelven son tan solo una larga lista de meras costumbres que hacemos por obligación, por no escaparnos de una rutina a la que estamos acostumbrados y que nos proporcionar cierta seguridad.

En ocasiones se nos presentan ciertos acontecimientos, hechos , que alteran esa rutina, ese orden que tratamos de imponer en todo cuanto nos rodea para tratar de estabilizar algo que no tiene nada de malo por albergar algo de caos, de locura ... Pero todo esto tan solo resulta ser un conjunto de accidentes superficiales que irrumpen en nuestra vida; Es cierto, sí, la modifican , la cambian, la varían ... pero si se tiene una base sólida del conjunto de toda la existencia no tiene por que derrumbarse ésta. Tan solo se modificará en una grado determinado , pero la esencia y el ser va a seguir siendo siempre el mismo.


No existe ninguna labor miserable.
Si, de todas formas, no estás satisfecho, asume el riesgo de cambiarlo todo y dedicarte a lo que más amas. Es preferible ser alegre con un pequeño salario a ser infeliz por el miedo al cambio.
(Paulo Coelho, "Leyenda personal")

miércoles, 9 de septiembre de 2009



Tan solo unas decenas de personas, un puñado para como suelen ir de repletos cualquier otro día o a cualquier otra hora.

Una hora y un tren al azar, una partida y un destino. Pero podía haber sido cualquier otro, en cualquier otro lugar y hacia cualquier otro sitio. No era eso lo más destacado.
Un viaje, pero un viaje mas bien mental, en el que el tiempo parecía escabullirse de la realidad, parecía quedarse detenido durante un tiempo ilimitado para luego volver a continuar en el mismo instante en que me concedió un leve tregua. Un espacio hermético, casi asilado de la realidad; pasando por múltiples lugares pero realmente por ninguno. Unos instantes en los que la imaginación vuela, se alza mucho más lejos de lo que cualquiera puede llegar por sus propios medios, alcanza unos límites insopechados en los que se embulle y se embriaga de agridulces recuerdos, antiguas preocupaciones, viejos anhelos, nuevos deseos....

Un parón es seco, una pequeña bofetada que te teletransporta de nuevo a la realidad. Aunque ¿es realmente ésa la realidad ? Quizás dentro de un tiempo sea tan solo una leve sensación meláncolica que durante unos instantes puede alejarte de todo lo demás...