miércoles, 13 de mayo de 2009

Idilio en el café

Jaime Gil de Biedma.

Ahora me pregunto si es que toda la vida hemos estado aquí.
Pongo, ahora mismo,la mano ante los ojos -qué latido de la sangre en los párpados- y el vello inmenso se confunde, silencioso,a la mirada.
Pesan las pestañas.No sé bien de qué hablo.
¿Quiénes son,rostros vagos nadando como en un agua pálida,éstos aquí sentados, con nosotros vivientes?La tarde nos empuja a ciertos bares entre cansados hombres en pijama.
Ven. Salgamos fuera. La noche.
Queda espacio arriba, más arriba, mucho más que las luces que iluminan a ráfagas tus ojos agrandados.
Queda también silencio entre nosotros,
silencio y este beso igual que un largo túnel.

Momentos difusos vividos, otros que aun hay que experimentar, en los que tan solo hay que sentir, en los que no hay que buscar una explicación que vaya mas allá...

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